February 8, 2013

Un pretexto para saludarte, Juan Carlos

Te diré algo, le dije, pero tienes que creerlo. Es verdad. Hoy, exactamente hace diez años, murió Augusto Monterroso. No lo sabía. Me enteré porque de pronto se me vino a la mente El dinosaurio. Quería ponerlo en un papel. No sé por qué. Sólo me vino a la cabeza y sentí la necesidad de escribirlo. Luego quise ver su foto, y luego su fecha de nacimiento y por último el día de su muerte. Todos morimos, pensé. Puedo asegurarte que no conocía, hasta hoy, la fecha de su muerte. Apenas recuerdo una imagen caricaturesca de su triste rostro puesto en un viejo libro, en donde decía que él, ese Monterroso caricaturesco aparecido en un pequeño cintillo, había nacido en 1921, que había escrito El dinosaurio, que era el cuento más corto escrito en lengua española, y que decía que Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Pero jamás vi, te lo aseguro, esa otra fecha, la de su deceso, y que como bien sabes, porque hoy lo vives, marca el término del camino. No aparecía porque hoy, es decir, hace unos minutos, sé que él, Monterroso, seguía con vida, a pesar de que todo en la caricatura sugería que había muerto al menos una década atrás. Sólo quiero decirte que quizás un día, justo en medio de esta clase de casualidades de las que siempre hemos vivido rodeados, que nos acompañarán siempre, quedándose aun cuando te hayas ido, y que han llegado a atormentarte porque terminan, como dices y sin duda comprobaste ya, operando en contra de ti y no en favor tuyo, despierte y todavía sigas allí. Quizás seas mi dinosaurio monterrosiano y mi caricatura anacrónica de una muerte que pese a todo, incluida tu más absoluta resignación, sólo pueda confirmarse en el futuro.

Emilio Santamaría