November 14, 2011

A casa

En Flensburg, la frontera danesa con Alemania, nos encontramos tres muchachos afganos y yo, estábamos esperando el tren a la medianoche, hacía mucho frío, tal vez la sensación térmica era de -5ºC, ellos no traían ropa adecuada, apenas andaban con una sudadera de algodón gris. Les pregunté porqué no traían maletas, dijeron "we don't do shopping" en un inglés básico. Supuse que algo estaba mal. Seguimos platicando y les pregunté si habían comido, dijeron "we don't do eating", supe que había algo triste. Les ofrecí pan y salmón, además de recuerdos, eso traía desde Berlín. Comimos los cuatro en la estación mientras esperábamos el siguiente tren a Fredericia.

Poco a poco me contaron la vida, niños de la guerra que venían de Kabul y que llegarían a Copenague. Cuatro semanas en trenes y autobuses por el mundo. Como si Copenague fuera nuestro NYC.

Subimos al tren e inmediatamente aparecieron dos policías de migración daneses, pidieron nuestros pasaportes y saqué el que mío, puse acento español. Ellos no llevaban consigo documentos.

Afuera hacía frío, no traían ropa adecuada.

Uno de los policías se sentó a nuestro lado y preguntó las edades de los niños, Ali de 16, Gibrán de 14 y Belal de 14. Les preguntó si eran afganos. Ellos respondían todo y yo era perfecta testigo.

Pasó una hora en Flensburg, el tren se retrasó y perdí mi tercer viaje de camino a casa. Pero se retrasó por algo sencillo y sensible, por el respeto al cuerpo de los otros: el segundo policía había ido por abrigos para los niños afganos, migrantes ilegales, daños colaterales de otra guerra. Volvió con los abrigos, los niños se los pusieron y no sé a dónde se fueron, pero siquiera en medio de todo, de la noche, de la incertidumbre, de la infancia que quería llegar a Copenague, no tenían frío.

Siquiera esa noche, estuvieron abrigados por quienes menos esperaban, unos policías de migración. Así, a veces, es Dinamarca.

October 31, 2011

Uñas rojas

Me puse las medias de red porque sabía que los fines de semana no volverían a ser calientes, no me permitirían salir sin abrigo y botas. Me puse las medias de red porque con ese vestido nada iba mejor, hubieses visto, las piernas se me veían larguísimas. Me las puse porque nunca antes tuve unas, en boca de mi hermana "la medias de red son medias de puta", como lo es el labial carmín, las minifaldas de cualquier color, las pestañas negras, los aretes ostentosos, las zapatillas plateadas, todo de puta. Me las puse porque aquí nadie me acosaría, no tendría que cuidarme la espalda ni las nalgas, tomaría el autobús al centro como si nada, todas lo haríamos y no sería extraordinario. No tuve miedo de ser observada, de que quienes me vieran en la calle crearan historias sobre mí, supe desde que las compré que aquí las medias de red son sólo un accesorio más; andan las danesas con medias negras, rojas, piel, rotas, medias con agujeros enormes bajo shorts que no llegan a los muslos, salen de fiesta, conducen la bici, asisten a la universidad siempre con medias y sin etiquetas. Me puse las medias de red, de puta, porque quise rebelarme contra el pasado, contra el machismo que mi abuela, mis tías, mi madre, me han enseñado, quise a la distancia acabar con la misoginia de aquellos que alguna vez me tocaron sin consentimiento, me gritaron sin otra razón más que mi cuerpo. Me acordé de ti, Lizbeth, que me explicaste hace mucho, que nada debería tener etiquetas, menos la ropa.

October 26, 2011

Kok Antiquariaat


Ahí estuvimos, las dos en Amsterdam diciéndonos que el México al que volveremos no es el México que dejamos hace cinco años cuando nos fuimos a estudiar al extranjero. Este México parece tener el miedo que no tuvieron quienes ocuparon Reforma o quienes anduvieron en la Otra Campaña. Dejamos atrás tiempos en los que ser joven era sinónimo de libertad, pasaron los días en los que los jóvenes de secundaria no tenían que tirarse al piso para salvar la vida. Hablamos como si fuésemos dos viejas nostálgicas, no es nada más que tantas transformaciones en tan pocos meses. El México de hace cinco años se esfumó muy rápido y sin previo aviso, por ello duele, por eso nos lo teníamos que contar.

Amsterdam nos vio decirnos cuanta esperanza se nos ha ido a cada respiro. El maratón internacional me dio una gran bienvenida recordándome de qué somos capaces, mil, diez mil corredores de todo el mundo andando a toda velocidad esperando los aplausos en cada esquina. Vi cómo los holandeses dan ánimos a sus corredores con música de Elvis Presley y mallones rosas, bailan y cantan porque el sol se los permite, porque no hay nada qué temer.

Elba y yo platicamos de esto, del futuro, de los recuerdos que nos darán vida, la memoria es lo que nos queda al final. Caminamos entre deportistas y canales conversando sobre la posibilidad de rebelarnos despacito y el significado cotidiano del ser radical. ¿Qué es ser radical? Además de gritar por el Eje Central o silenciarnos para crear unidad, tomar las calles, decidirse a prometer nunca ser burócrata porque así dijeron nuestros padres: combatirían al sistema desde dentro. Así dijeron nuestros amigos y hénos aquí. Ser radical, quizás, es reencontrar la esperanza y aceptar que fuimos nosotros los culpables de que se nos escapara.

Es tirar un semestre de universidad, irse al norte o al sur, pero irse. Es, como Amsterdam, tomar decisiones de tajo. O como aquel viejo al lado de un canal (no sé cuál, no importa el nombre) que fumaba un porro mientras jugaba con sus hijas a las escondidas, contaba mientras ellas se ocultaban tras los árboles. El porro era lo de menos, porque ponía atención, porque estaba ahí, jugando, haciéndose chiquito ante ellas, riéndose, siendo buen padre, rompiendo el halo en torno a la marihuana. Ser radical, tal vez, es recordar a cada acción que siempre seremos más que lo que consumimos.

Saber, estar consciente de que somos más que nuestro empleo. La tienes detrás de un vidrio semidesnuda, usa medias de red y sostén negro; con la mano izquierda te invita a pasar, mueve el dedo índice como diciéndote que el tiempo no espera, que no tiene sentido dudarlo, que nadie más que ella puede verte. Te conoce bien, no pasarás. Entonces vuelve a su silla, se acomoda el cabello y sonríe. No recordarás su cuerpo, sus senos al descubierto ni sus piernas largas y blancas, recordarás sus labios rojos esbozando complicidad. Ser radical, quizás, es plantarse frente al mundo pareciendo vulnerable pero mostrando enorme dignidad.

Es ser la calma entre el bullicio, la librería de joyas del S. XIX, donde además se albergan litografías sin firma que retratan los atardeceres holandeses, copias de grabados de Rembrandt. Cristo en la tormenta en el lago de Galilea. Manuales para la revuelta de 1968 en inglés, francés, español, idiomas que no son holandés. Postales enviadas de todo el mundo con imágenes de libros, sólo libros. Ser radical es ser el oasis, como lo es la Kok Antiquariaat en el Distrito Rojo. Retar al espacio, a los vecinos, a lo que el turista espera, arriesgarse a seguir contrastando. Ser radical es ser valiente; como la librería, el papá que fuma marihuana, la prostituta, todos aquellos que jamás serán reconocidos pero que sin miedo y con coraje por ellos, por otros, andan, siguen andando.

September 30, 2011

De tierra y paz

Lo importante generalmente se aprende de las palabras y silencios de las calles y los libros, no de las clases universitarias.

Hoy parecía más conveniente salir a disfrutar el sol danés, regalo del destino y las coincidencias climáticas que ir a la universidad. Se aprende más de salir en bicicleta a pasear por el lago, viendo a los caballos pastar mientras los viejos contemplan. Viejos que tomados de la mano caminan por ahí, andan un par de horas, se sientan, comen pan con paté, se miran a los ojos, deciden tomar sus bicis y andan de vuelta a casa platicando en el camino. Brabrand lleno de viejos y migrantes, Brabrand con corazón de lago, lugar en el que todos van a tomar el sol, de paso verse reflejados en el agua. Aquí, en este barrio, es donde se mezclan las sombras de quienes llevan la vida entera valorando el sol y de quienes salimos a disfrutarlo por mera nostalgia. Los caballos pastan, la gente sale, no pasa nada, no se acaba el mundo ni hay noticias trágicas, no hay 50 mil muertos a cuestas, 30 mil huérfanos, miles de desaparecidos: se aprende más de esto, de recordar qué significa paz.

Se aprende más de platicar con un desconocido en la tienda, dice de repente "You are from Mexico, I'm from Palestine, we also have a war". Carajo. Esta guerra que hermana, ni él, ni yo pedimos conocer a los muertos, saber sus nombres, conocer sus historias. Olvidarnos del número. Rebelarnos ante la estadística, recordar que detrás de esto hay razones y omisiones. Se aprende más del momento en el que una entiende que el palestino ha comenzado a confundirme con una refugiada de guerra, afectada igual por los muros, cañones, bombas. Paso a su bodega a compartir falafel, me pregunta de los próximos años, del futuro, la memoria, si nos acordamos o ya nos acostumbramos. Ese doloroso minuto en el que le dije que desafortunadamente, ya nos acostumbramos. Poco a poco se nos olvida. Todo está bajo control, no hay gente en los parques hablándose, compartiendo sombras, pensando. Nada más terrible que la desocupación de lo público; entonces la guerra nos alcanzó. Igual que en Palestina, me dice, donde a pesar del día soleado, nos quedamos en casa a ver la TV, escuchar el radio, escribir.

Se aprende más de salir con un refugiado político sin nombre ni dirección y verle sonreír, resulta que pese al tiempo, los golpes, el frío y la distancia, se puede seguir. La libertad no es asunto del espacio, sino de la conciencia. Verdaderos revolucionarios que me recuerdan por lo que vale la pena leer los mil ensayos de Memoria Colectiva, no es por el certificado, la experiencia, la metodología, es por compromiso conmigo y con los otros. Se aprende hablando de Robert Mugabe, del colonialismo, los artículos en inglés, español, francés que no hemos escrito, las historias de guerra que no hemos contado, las canciones que no hemos cantado, las vidas de los muertos que no hemos narrado. Primero vendrá una resolución diciéndonos que creemos una Comisión de la Verdad antes de que nos decidamos a organizarla. Volverá el gobierno autoritario antes de que encontremos a los desaparecidos de la Guerra Fría. Los libros de historia no incluirán estos cinco años, los maestros no hablarán de ello, fingiremos que fue un sueño, porque quisimos que la foto del cuerpo de María Macías Castro al lado de su laptop pareciera nada más que eso: un sueño. Se aprende más acercándome al refugiado político de Zimbabwe, sabiendo que no quiero ser como él a los 27, y que él fue tan parecido a mí a los 21.

Se aprende más paseando por el centro de Aarhus con una amiga, bebiendo una cerveza mientras platicamos de la clases que tomamos y damos, de la costumbre danesa de poner velas en todos lados, de cuán llena de gente está la explanada de la catedral, el canal, las playas. La gente no sólo sale porque sea un día especialmente soleado, salimos porque podemos caminar por el puerto sin miedo a lo que viene. Se aprende mucho de amanecer a diario con el periódico plagado de noticias llanas, beber café mientras se lee un buen libro, andar en bicicleta de casa a la universidad y viceversa, no tener reuniones interminables, ni siquiera imaginar protestas masivas. Vivir en esta indescriptible, culpable, recalcitrante paz.

September 18, 2011

Lo que me enseñó mi padre

"Te estoy escribiendo hoy 15 de septiembre en una fecha especial, la Independencia de este país, pero sirva esto para recordarte que aunque la patria es importante, esta se lleva dentro y no hace falta ningún jolgorio ni territorio; te puedo yo servir de ejemplo, soy parte de una nación que ya no existe excepto en mi cabeza, memoria y nostalgia. Esto que ahora vemos es casi una pesadilla, donde el Narco-Estado, campea y tiene su hábitat. Hoy hasta las 8.25 de la noche no había cambios y sólo un milagro ocasionará que Peña Nieto no arrase en las elecciones de julio, sólo la memoria ayudará a que no elijamos al PRI, sólo la conciencia nos hará elegir una alternativa al PAN, sólo el sentido común nos llevará más allá que el PRD. No te mereces este país, llévate a la patria contigo".

Arturo Rosado, Ciudad de México, 15 de septiembre

September 11, 2011

Islandia (2)




Es como llegar al fin del mundo, o al principio. No se sabe.

Bajé del avión con ganas de explorar lo más que pudiese, anduve a pie por varios minutos, paseé por el aeropuerto buscando un mapa de Rejyavik, pensé que tal vez habría algún autobús que me llevase al centro de la ciudad, observé a los islandeses que atendían el duty free, a los policías, a los meseros, todos son tan iguales: Bellos. Yo tan ilusa, no había mapa de la ciudad, tampoco autobús que me acercara al centro. Fallé en mi búsqueda pero descubrí que el islandés, tanto como el hindi son ajenos al español, al inglés, al danés, a cualquier idioma que hubiese visto antes. Pequeño idioma hablado por 300 mil personas, olvidado del mundo, en el horizonte del oceáno. Diminuta isla olvidada por cualquier libro de Geografía, Islandia a la distancia.

El frío islandés me inundó los pulmones enseguida salí del avión. Avión desde el cual vi pedacitos de hielo flotar por el mar, se miraba a la tierra deshacerse desde allí arriba, como si todo viajase al sur lentamente, por un minuto (o una hora, no sé) escuché a los glaciares perder metros de sí. Recordé el sonido del hielo caer, como aquella vez que escalamos una montaña en los Himalayas, enormes bloques blancos caían del cielo como si mi mundo terminara de repente, así Islandia desde el aire, cayéndose despacio, dándose al océano. Estábamos a 6ºC pero la sensación térmica era de -10ª, me abrazaba para darme calor, recordarme que pese a estar tan sola allí, no lo estoy aquí. Recordar que hay promesas que nunca se cumplen, como los viajes a Islandia. Abrazándome porque tenía frío, porque no había nadie más.

Fui a ver el océano, siempre me ha gustado ir a la costa sólo para ver arena, para ver el romance de la tierra con el agua, este ir y venir de las olas que pocas veces penetran con entereza a la playa, el juego del agua que finge ser fuerte y es rota enseguida encuentra una barrera. El juego del cortejo. Fui para saber si desde allí podría ver al mundo entero, para algún día contar qué se ve desde la costa islandesa, cómo son las nubes del norte. Me encontré sentada en una banca de madera viendo al mar, sintiendo al viento jalarme hasta el agua, llevarme a fuerza mientras me gritaba que en Islandia, la gente recuerda que es casi nada, por que el viento, el agua, las nubes, las gaviotas enormes, los glaciares al derretirse y los volcanes al calentarse lo son todo.

Dijo Lonely Planet que fuera a la Laguna Azul, que caminase hacia los volcanes, que comiera paté de tiburón. Dijeron que fuese turista en Islandia. Pensé yo que esta vez iría a Islandia solamente a respirar, pensar, ver que hay antes del poema, otra vez regresaría por un par de meses: acompañada. Por que sabía que el frío me contagiaría de tristeza, nostalgia, recuerdos, momentos perdidos, miedos; qué mejor, así comienza y termina la vida y el mundo. A sabiendas de que siempre hay pedacitos de hielo y de tierra arrojándose al océano.

August 28, 2011

American Way of Life (1)

Ya dijo Freire, ya dijo Gramsci, ya dijo Montessori, ya dije yo, que la educación es siempre un acto político en el que es tan importante lo que se enseña como lo que se calla. Tan esencial es el currículo oficial como el oculto. Porque lo que decide no enseñarse suele ser alternativo a lo establecido por cualquier sistema, da oportunidades a la imaginación de lo distinto, a siquiera pensar que otro mundo es posible. Poniéndolo de forma un poco más poética, lo que no se enseña contiene al horizonte. Diciéndolo más claramente, el contenido limita lo políticamente correcto, lo sistémicamente adecuado.

Es un problema, y así debe llamarse, el mero hecho de omitir al pensamiento marxista, crítico, marxista analítico. Vi a nuestros amigos por una semana, platiqué con ellos, me quedé en sus casas, comí su comida; pensé mucho en cuánto hemos cambiado y hacia dónde estamos yendo. Noté que cuando decidimos volver a México, además de elegir un camino geográfico, sobre todo optamos por una línea ideológica. Decidimos no quedarnos con sólo una historia. Intento decir que el pensamiento latinoamericano presente en la estructura, currícula y métodos de la UNAM (mi UNAM) me ha dado la libertad de observar distintos aspectos del mundo, no creo que la Universidad sea lo suficientemente crítica, sin embargo, en medio de las discusiones sobre sociedad civil en un café cerca de la Casa Blanca, me pareció suficiente saber de la existencia del pensamiento de Foucault. Allí, entre el Pentágono y el Memorial a Lincoln supe que es fundamental recordar que somos vigilados, a veces castigados, tal vez premiados sin ser vigilados. Me alegró reconocer las alternativas del american way of life.

La vida estudiantil en México es sumamente distinta a la estadounidense, siempre lo hemos sabido. No sé si lo esencial radique en vivir en un campus, tener clases pequeñas, elegir clases, no sé... Sé que me importa el activismo estudiantil y el cómo los universitarios entendemos nuestro rol en la toma de decisiones. El activismo para mí siempre ha sido político y como tal, formativo en el plano social e ideológico; será tal vez porque en América Latina, el tercer mundo, el mundo subdesarrollado (llámalo como quieras), las exigencias estudiantiles van de la mano con la lucha obrera y campesina, el movimiento estudiantil tiene potencial de volverse movimiento social y viceversa. No en Estados Unidos, no en el actual círculo de los estudiantes de Liberal Arts y Ivy League, sería interesante considerar al sistema de California o NY. Me sorprendió la falta de vínculos entre el mundo académico y el mundo en general, conclusión que he sacado de platicar con quienes estudian aquí y de observar Georgetown y su relación con el entorno inmediato, de recordar Columbia en NYC. Seguramente me equivoco. Poner banderitas en la calle que dicen "War is not the answer" y no emprender ningún otro tipo de acción, no es compromiso político ni ideológico, es simplemente un conjunto de buenas intenciones.

Tan buenas intenciones como decir que una quiere trabajar en una organización no-gubernamental en un país latinoamericano habiendo sido educada en EUA. Nada de "abajo el imperialismo" en mis palabras, simplemente creo que el cómo se entiende la ciudadanía en un país tan institucionalizado dista mucho de lo que buscan los pueblos en América Latina, para empezar, a veces dudo mucho que deba hablarse de ciudadanía en el contexto latinoamericano, tal vez debiera cambiar el término. Me acordé de cuán ingenua era yo cuando volví, cuan descontextualizada, la diferencia es que tenía 18 y mi formación no era especializada. Vivir en Oaxaca me enseñó mucho, estudiar en la Fac y a la par trabajar en Alianza Cívica, más, evidentemente aquí no me refiero al conocimiento académico sino al aprendizaje del día a día. Trabajar en ONG's, en Colectivos, etc. no es cosa sencilla.

Resultará obvio el porqué tuve emociones encontradas. Washington y un par de conversaciones que tuve allá fue encararme a mí pero hace unos años, recordar mis razones para estar donde estoy. Encontrar a los amigos de hace tiempo me aclaró el camino.

Por todo lo demás, DC es una ciudad organizada, discriminatoria y patriota pero con un gran sentido de comunidad en algunas áreas. Podría ir un par de veces más de vacaciones. No me cansaría de ver sus museos, parques y estatuas, no me cansaría de escuchar Bad Romance de Lady Gaga interpretada por una banda de higschoolers queer.

August 5, 2011

Islandia



Islandia
Eugenio Montejo

Islandia y lo lejos que nos queda,
con sus brumas heladas y sus fiordos
donde se hablan dialectos de hielo.

Islandia tan próxima del polo,
purificada por las noches
en que amamantan las ballenas.

Islandia dibujada en mi cuaderno,
la ilusión y la pena (o viceversa).

¿Habrá algo más fatal que este deseo
de irme a Islandia y recitar sus sagas,
de recorrer sus nieblas?

Es este sol de mi país
que tanto quema
el que me hace soñar con sus inviernos.
Esta contradicción ecuatorial
de buscar una nieve
que preserve en el fondo su calor,
que no borre las hojas de los cedros.

Nunca iré a Islandia. Está muy lejos.
A muchos grados bajo cero.
Voy a plegar el mapa para acercarla.
Voy a cubrir sus fiordos con bosques de palmeras.

...
Alguien ya describió Islandia mejor de lo que yo alguna vez pude hacerlo.

July 31, 2011

Futuro inmediato

Iré a Washington a ver a los amigos de hace tres años. Quiero ver a Amanda y platicar de lo que hemos aprendido, a Nadine y contarle lo que ha pasado, a Iñaki y escucharle. Encontraré a Melina, será tan bello como siempre. Recordaré que alguna vez todos fuimos buenos amigos. And I will ask:
"Remember, remember that 1st of September?
We were there, all around,
breathing Mumbai.
We didn't know
what we know now
don't ask why
we were young
not that we are old
but we have grown".
Después, en agosto 15, estaré en Islandia. Quiero caminar por Rejyavik. Saber si es tan frío como me han dicho, repetirme hasta el cansancio que no cualquiera puede escapar tan lejos ni tan contento. Veré la nieve y en ella se reflejará el mundo.
Vendrá Aarhus en agosto 17. Sabré que es el principio.

Aarhus, Dinamarca

Haré de este un blog de viaje.
Escribiré de Dinamarca, Escandinavia, Europa, lo que pueda.
Diré, por ejemplo, que la nieve hace tangible el silencio en su blancura tan pura.
Que en el cielo vuelan patos buscando el horizonte.
Que las enredaderas se pegan a los muros como si el mundo se acabase mañana.
Que me gusta lo que estudio.
Que amo la libertad.
Que he conocido gente tan diversa, especial y bella.
Que quiero quedarme... O quiero irme.
Escribiré de lo que vea y lo que piense porque es necesario.
Porque cuando viví en India envié muchas cartas y ahora es lo único que queda.
Porque de recuerdos vive una.
Porque no hay nada más triste que la desmemoria.
Porque así he traído el mundo a casa.
Porque de palabras, tanto como de tierra se nos llenan las huellas.

June 5, 2011

Es que últimamente me molesta el silencio

"¿Aura, qué tipo de música te gusta?
-No es que me guste la música- Nada."
Y pensé en las notas, en cada una de ellas, en cómo se van juntando tan naturalmente. Pensé en lo que pueden significar y en los silencios que se esconden entre ellas. Me acordé del chello, del Conservatorio, de aquellos días.
Decidí hacer un blog para Aura y para mí, ponerle música y explicaciones.

May 13, 2011

Questões de Método

Sebastião Leite

Un monte de cadáveres em El Salvador
-no fundo da foto
carros e ônibus indiferentes-
Será isso a realidade?
Degolas na América Central
presuntos desovados na baixada
as teorias do State Department
uma nova linha de tordesilhas
qual a linha divisória
do real e do não real?
Questão de método: a realidade
É igual ao real?
O homem dos lobos foi real? O panopticum?
O que é mais real: a leitura do jornal
Ou as aventuras de Indiana Jones?
O monólogo do Pentágono
Ou Orson Welles atirando contra os espelhos?


April 25, 2011

Del pasado

I hate love.
Love.
(Atenea Rosado. April 8th at 3.12am)
How are you?
(Atenea Rosado. April 18th at 12.43am)
There is something I realised I never told you.
(Yaaseen Atchia. April 22nd at 3.33pm)
Thank you.
(Yaaseen Atchia. April 22nd at 3.33pm)

April 24, 2011

Del poema

Lado A

Ofrezco amaneceres,
noches de luna nueva,
días de viento suave
atardeceres de caricias.
Charlas lentas, amenas,
empatía, alegrías
el palpitar de mi corazón
tranquilidad, harta paz,
pura sinceridad.

Amor, qué más.

Labo B

No veo,
no siento.
Perdón.

April 11, 2011

In silence there is healing

I believe in silence. As a clinical psychologist, I spend my day talking. Therapy patients arrive on the hour and we talk. Sometimes the words are powerful, heart-wrenching, devastatingly true. Sometimes.

The silences always are. I’ve come to trust them more, and learned to translate their peculiar language. We speak volumes, you and I, in our silence.

There’s the silence of fear — fear that fills the space between us as you struggle to convince yourself that the risk of connection is worth taking. I sit a mile away, across a space littered with wounds I can only imagine. But I can imagine, my silence says, and I am still here.

There is the silence of withholding. Saying nothing, you convey your disbelief that words could do anything but make things worse. To speak a truth makes it real, and there is no going back. But you are here because you cannot go back, my silence responds.

There’s the silence of loss that knows no words, for which no words are big enough, or powerful enough or deep enough to convey what only silence can. I step into that devastated interior landscape to witness, silently. If we can stand together long enough, perhaps we can find a way to believe the loss will not kill us both.

I know the silence that follows just the right words, the ones that fall unbidden from my lips or yours, surprising us both with their astonishingly obvious truth. We collapse into that silence together, breathless. We sit softly in it, letting it surround us with echoes of meaning. The ripples it sends out will await another day for analysis or exploration. We know the truth now, it binds us together, and in this moment, that is enough.

I learned years ago, when I thought music might be my calling, that the notes are only tools. Music is made in the spaces between the notes, the phrasing, the transitions, the silences.

So, too, in this world of healing with words. Oh, I work hard at the words. I refine them, and parse them, and shape and color them for each person who shares their story with me. I work at them because they take us to the precipice, to the edge of the truth. But I believe in the silence: The all-knowing and unknowing, devastating silence that exists beyond that precipice. I believe in it because that is where the healing lies.

* Mary Plouffe, Ph.D., trained as a classical soprano before becoming a clinical psychologist. She is in private practice, and writes essays about therapy and social/cultural issues.

(But above all, I believe in cursilerías que me llegan after three weeks of not checking my mail)

April 10, 2011

Observación participante

Cerca del mediodía, los catrines, charros, chinas poblanas, payasos (muchos payasos), botargas de Mickey Mouse, de Winnie Pooh, del Dr. Simi, las mujeres, hombres, jóvenes, niños sin disfraz, la niña con una capa de Harry Potter, la muchacha en bikini con cabello de Medusa, el niño con una máscara de Darth Vader, recorren las calles de los siete barrios. Andan bailando por que detrás de ellos viene una banda de música oaxaqueña, toca sin ton ni son por varios minutos, los instrumentos hacen puro ruido y los payasos pitan sus diez mil silbatos. De repente, los músicos retoman la melodía y pareciera que no necesitan ponerse de acuerdo para saber cuál es la siguiente nota, tocan la Canción Mixteca, es entonces cuando la multitud enmascarada decide callarse y moverse al ritmo de lo que viene detrás y delante suyo: los otros.

April 9, 2011

La neutralidad

"...Do not try to tell me that some people are 'moderates' when they tolerate or even support and applaud war and death and murder for any cause, whether it is oil, or getting even, or defending the honor of wood pulp and ink.

The bone is bleached white. The flesh is burnt black. The blood splashes scarlet. You can't render it in grays and pastels without losing sight of the truth."

P. Z. Myers

April 7, 2011

Abril 6 del 2011

Quería encontrarme con Carlos y Gabriel, éso hice, iban de blanco y tan preparados. Yo no tanto, noté que he perdido cierta emoción de marcha. Caminamos entre los de Atenco, quienes tenían machete en mano, gritaban consignas contra Peña Nieto, contra el aeropuerto, los inconcientes, los violadores, los impunes y el capitalismo, a Carlos le daba miedo y se alejaba, luego volvía, pensaba, observaba.
Nos acercamos a la multitud, donde había señoras con carrreolas, ancianos de guayabera, hipsters en bicicleta. Anduvimos flotando entre varios grupos, atravesamos lo inimaginable: electricistas, sorjuanistas, abogados, ambientalistas, itamitas, twitteractivistas, señoras de minifalda, oficinistas, ccheros, un par de policías. Esa marcha fue diversa. Fue generosa. Fue tranquila y pacífica.
En el Zócalo se leyeron varios poemas, la gente lloró. Los hombres se limpiaban las lágrimas lentamente, las señoras les besaban. Esa marcha fue sobre todo bella.
A los tres se nos enchinaba la piel con algunas palabras: Paz, hartazgo, cansancio, indignación. Los muertos son de todos, la guerra es de nadie. No sabíamos bien qué hacer... Así que nos abrazamos e hicimos lo que siempre debe hacerse: ofrecer nuestro silencio a cambio de que no se calle más. Escuchar, sólo escuchar.

April 5, 2011

Silence is around me

Porque al final, solo entre el silencio retiemblan las palabras. Palabras al azar. Tan pulcras y sinceras. Palabras al azar. Silencio, música, esperanza, fe, libertad, amistad, los ideales, el ideal, las promesas, reír, jugar, andar, enseñar, aprender, compartir, crecer, querer, soñar, conocer, boca, beso, labios, lenguas, cuerpo, calor, temblar, mar, felicidad, cantar, miradas, pestañas, piel, espalda, cabello, valentía, fuego, viento, sol, lluvia, entrañas, dolor, honestidad, neutralidad, envidia, enfermedad, cansancio, soledad, miedo, suplicar, muerte, invierno, olvido, noche, luna. Ahora, mañana. Amor, la vida. Palabras al azar.

April 3, 2011

Entre dientes

Lo sé de cierto, Quilapayún, Foucault, Marx, Mozart y la esperanza engañan corazones.

March 27, 2011

Pixelazos

Hace, no sé, tres años,
que aquí nos encontramos.