July 17, 2012

Sonrisa

Estuve sonriendo un par de minutos, hubieras visto mi sonrisita inmensa, como esa que ilumina la cara de los niños cuando por fin aprenden a leer su nombre. No pude dejar de sonreír mientras pensaba en el pasado, en aquellas tardes lluviosas inundadas de agua celestial (lágrimas de Dios), el mar acaparando la tierra poco a poco, llevándosela quién sabe dónde y yo ahí: pensativa.

Estuve tan sonriente, casi-casi carcajeante. Grito a los cuatro vientos que ya puedo reírme de eso que pasó, me pasó. Me estoy riendo de forma incontrolable, incontenible, imprevista, indescriptible. Eso que pasó, ya por fin pasó.

Crecí.

Estoy riendo del domingo. Los dos abrazados medio día nada más porque sí, porque no hay explicaciones necesarias, ni cuerpos que se cansen, ni tardes que anochezcan. Se vale sonreír sólo por el tiempo compartido, las manitas acariciándose, los besos otorgados, las promesas regaladas, las mentiras calcinadas. Sonrío por las heridas verdaderas de los amores de mentira. Sonrío por las heridas de mentira de los amores de a de veras. Sonrío por las palabras. Se vale carcajearse de repente.

Por la vida misma, se sonríe. Así, con la misma sonrisa de cuando aprendí a nombrar las letras.

Crecí.