December 19, 2013

Tu Mexico City

Here we are, dearest.

Un año después.

Con tu spanglish nuevo, tus palabras e ideas apenas nacidas.

Esta es la alegría de los caminos andados.

La nostalgia, for me and for you.

September 15, 2013

Washington, DC. Segunda vez.

Nota:

Ya, por fin, me resulta evidente que este blog es una diario de viaje.

Washington, DC
Me prometí, hace, no sé, dos, tres, cuatro años, que no viajaría a otro país por ningún amor.

No pude guardar la propia promesa.

La rompí sin querer, sin darme cuenta, con cierto miedo y muchas preguntas. Tuve que tomar el vuelo, hacer la conexión, correr para no perder el avión, invertir el salario quincenal, dejar de comprar libros, música, café, cancelar las citas de varias semanas, para irle a visitar.

Pensé que no podríamos compartir tanto tiempo. Y pude, y me gustó, y quise.

Pensé que no podríamos platicar del futuro. Y pude, y me gustó, y quise.

Bailamos frente a la estatua de José de San Martín, nos sentamos en las piernas de Albert Einstein, nos explicamos la revolución bolivariana y la física nuclear, nos tarareamos canciones-dijimos poemas-plantamos besos al amanecer. Nos construimos historia. 


Hacerme saber, convencerme de esto, le costó cuatro viajes, me tomó lo mismo. Carajo.

Así se siente ser amada. Así, también, se siente amar.

"Te quiero dar muchos besos. Y abrazarte. Y sentir nuestros latidos. Eso. Y recordarte que siempre aprendemos; diario, cosas nuevas. Yo de ti. Tú de mí".


February 8, 2013

Un pretexto para saludarte, Juan Carlos

Te diré algo, le dije, pero tienes que creerlo. Es verdad. Hoy, exactamente hace diez años, murió Augusto Monterroso. No lo sabía. Me enteré porque de pronto se me vino a la mente El dinosaurio. Quería ponerlo en un papel. No sé por qué. Sólo me vino a la cabeza y sentí la necesidad de escribirlo. Luego quise ver su foto, y luego su fecha de nacimiento y por último el día de su muerte. Todos morimos, pensé. Puedo asegurarte que no conocía, hasta hoy, la fecha de su muerte. Apenas recuerdo una imagen caricaturesca de su triste rostro puesto en un viejo libro, en donde decía que él, ese Monterroso caricaturesco aparecido en un pequeño cintillo, había nacido en 1921, que había escrito El dinosaurio, que era el cuento más corto escrito en lengua española, y que decía que Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Pero jamás vi, te lo aseguro, esa otra fecha, la de su deceso, y que como bien sabes, porque hoy lo vives, marca el término del camino. No aparecía porque hoy, es decir, hace unos minutos, sé que él, Monterroso, seguía con vida, a pesar de que todo en la caricatura sugería que había muerto al menos una década atrás. Sólo quiero decirte que quizás un día, justo en medio de esta clase de casualidades de las que siempre hemos vivido rodeados, que nos acompañarán siempre, quedándose aun cuando te hayas ido, y que han llegado a atormentarte porque terminan, como dices y sin duda comprobaste ya, operando en contra de ti y no en favor tuyo, despierte y todavía sigas allí. Quizás seas mi dinosaurio monterrosiano y mi caricatura anacrónica de una muerte que pese a todo, incluida tu más absoluta resignación, sólo pueda confirmarse en el futuro.

Emilio Santamaría

January 20, 2013

Prozac

¿Cómo exactamente se escribe sobre la depresión (dice Omar "enfermedad burguesa")? ¿Con qué palabras? ¿Con qué verbos? ¿En qué tiempo?

¿Se dice: "Sé que un día de abril no pude pararme de la cama de tal cansancio en el cuerpo, veía al cielo o al techo (no importaba ni importará), pensaba en no sé qué, pero pensaba, tragaba saliva, tensaba la garganta, apretaba los dedos de las manos. Quise quedarme en la cama para llorar más a gusto. Posteriormente intenté ir a la Universidad, pero enseguida di el primer paso, deposité la mirada en la puerta y no salí, estuve ahí, parada por un par de horas, luego volví a la cama. Lloré por horas hasta dejar de ser consciente. Así fue la primera semana en la que supe de esto, la primera en la que fue incontrolable"?

¿"Estuve frente a un lago por un día sin darme cuenta. Se hizo de noche, dejaron de pasar autobuses, vi a los patos subirse a los árboles y escuché a los grillos cantar, volteé los ojos hacia la luna, encontré detalles en ella. Me pregunté si todo esto, eso, valía la pena"?

 ¿"Esto es una enfermedad, y como tal, se cura con rutinas: son las ocho de la mañana y no quiero olvidarme de la cápsula diaria, pongo tres alarmas. Evito tomarla en público por si alguien pregunta qué es, para qué sirve, si duele, si he intentado tomar terapia. La tomo en secreto con el afán de supervivencia social, nada más. Son las diez de la noche y es lo mismo, aunque con mayor soledad y posibilidad de mentir. Es más fácil decir que son anticonceptivos, que son pastillas para el sueño, que son cualquier cosa. Por la noche casi nadie se preocupa"?

¿"Supimos que no era tristeza porque dejó de tener razón. Nunca tuvo razón. Salía con un hombre inigualable, absurdamente inmaduro, dejó preguntas, se fue con culpa. Por una semana estuve infinitamente triste. Después el sentimiento dejó de tener explicación. La tristeza se quedó, pensé que no tenía sentido, pensé en las alegrías diarias, en lo afortunada que era. Empeoraba. La tristeza, la extraña nostalgia, siempre está latente. No importa cuánto se piense, se camine, se decida salir y bailar ante el mundo"?

¿"Sé que necesito que alguien me haga reír. Sé que necesito simpleza pues ahí se encuentra la belleza más pura, tranquila, paciente. Sé que necesito escuchar voces cantar a diario. Sé que necesito que cada amanecer, alguien, quien sea, me diga en voz bajita `esto vale la pena´. Sé que el silencio es imprescindible. Sé que necesito descansar. Sé que necesito de buenas conversaciones. Sé que necesito leer. Sé que necesito comprensión cuando soy incapaz de expresar ideas por medio de palabras. Sé que ocupo mi agenda porque soy experta en el escape. Sé que prefiero estar acompañada porque espero incansablemente que, pese a no poder percibirlo, así mejore"?

¿"Dejé de escribir porque dejé de poder hacerlo y por ello, dejó de haber razón"?

¿"A veces no puedo andar sola en la bici, en el coche, tampoco por el metro, pienso en los excesos. En lo que pasaría si... Luego me detengo, luego recuerdo, luego sonrío, luego rezo tantito. Deseo con todo lo que puedo, que así como llegó, un día de abril, esto se vaya"?

January 12, 2013

Depresión crónica


Abril 2011- Presente
Esto.

Aaron Swartz

Surely there have been times when you’ve been sad. Perhaps a loved one has abandoned you or a plan has gone horribly awry. Your face falls. Perhaps you cry. You feel worthless. You wonder whether it’s worth going on. Everything you think about seems bleak — the things you’ve done, the things you hope to do, the people around you. You want to lie in bed and keep the lights off. Depressed mood is like that, only it doesn’t come for any reason and it doesn’t go for any either. Go outside and get some fresh air or cuddle with a loved one and you don’t feel any better, only more upset at being unable to feel the joy that everyone else seems to feel. Everything gets colored by the sadness.
At best, you tell yourself that your thinking is irrational, that it is simply a mood disorder, that you should get on with your life. But sometimes that is worse. You feel as if streaks of pain are running through your head, you thrash your body, you search for some escape but find none. And this is one of the more moderate forms. As George Scialabba put it, “acute depression does not feel like falling ill, it feels like being tortured … the pain is not localized; it runs along every nerve, an unconsuming fire. … Even though one knows better, one cannot believe that it will ever end, or that anyone else has ever felt anything like it.”
The economist Richard Layard, after advocating that the goal of public policy should be to maximize happiness, set out to learn what the greatest impediment to happiness was today. His conclusion: depression. Depression causes nearly half of all disability, it affects one in six, and explains more current unhappiness than poverty. And (important for public policy) Cognitive-Behavioral Therapy has a short-term success rate of 50%. Sadly, depression (like other mental illnesses, especially addiction) is not seen as “real” enough to deserve the investment and awareness of conditions like breast cancer (1 in 8) or AIDS (1 in 150). And there is, of course, the shame.

So I hope you’ll forgive me for not doing more. And hey, it could be worse. At least I have decent health insurance.