Diciembre 2 del 2011
"Es un hecho bien establecido que el presente no existe sino en la medida en que se hace pasado y ya pasó... Como la juventud. En resumidas cuentas, sólo nos va quedando el mañana: yo levanto mi copa por ese día que nunca llega pero que es lo único de lo que realmente disponemos." Nicanor Parra
Manifiesto mi repudio a la Pedagogía de las Islas de CU.
A la Pedagogía universitaria que nos enseña a enseñar sin aprender.
Digo no a las tijeritas.
A los post its de animalitos pegados en las esquinas de libretas rosas.
Repudio esos cuadernos con carátula de William Levy, Valentino Lanus o Robert Pattinson.
Tanto como repudio los libros forrados de peces cristianos, virgencitas de Guadalupe neocubistas y San Juditas de cabeza con oraciones "para el estudiante".
Juzgo y he juzgado las prácticas de Didáctica y Educación No Formal, además de todas las materias afines por venir, que nos obligan a cantar versos sin rima y para niños. Niños que si siguen escuchando lo que nos enseñan serán cada vez más retrógrados.
Manifiesto mi perpetuo asco al tratamiento del niño, del adolescente, del adulto, del maestro, de nosotros como tarados. Somos, hemos sido y seremos más que canciones de primaria. La Pedagogía debiera serlo.
Condeno fervientemente a aquellas maestras que me enseñaron en Psicología y Educación 1 a arrullar bebés en pañales. 4 horas semanales perdidas en las que pudieron enseñarme, pude haber aprendido, sobre los traumas de los nuevos 30 mil huérfanos de guerra, sobre el cómo enseñarle a los chamacos de Juaritos que "sicariar" no es un verbo y que el Taller de Seguridad no debe existir en nuestro futuro.
Denuncio el maltrato psicológico de mis compañeritas que me juzgan por antisocial, atea, comunista, preocupona, ñoña, tal vez lesbiana o liberada sexual, las denuncio de bullying universitario, cristianismo ferviente e inmadurez perpetua.
Denuncio también esa pinche guía que nos hicieron leer en Orientación "Tips para el estudiante", sin pensar que a muchos estudiantes ningún tip les ayudará, porque nacimos pobres, nacimos en escuela pública, nacimos para no llegar a la universidad. Denuncio a esta Pedagogía que no nos advierte del mundo por andar.
Convoco a quemar ahora mismo todos esas Guías de Orientación con quiénsabecuántos tests para adivinar qué área de conocimiento les conviene más a los indecisos, preguntones, inciertos, volubles, libres. Quemémoslas ahora.
Digo no a las tijeras de punta chata.
A los libritos en minúscula.
A los colores Vividel de 36.
A los bolígrafos de punto fino y tinta china en cajitas plásticas de doce tonos distintos.
A las presentaciones en Power Point que permiten que las pedagogas sean muchachas que leen de una pantalla. Pantalla con imágenes y letra Comic Sans Serif. Maldito el que inventó la letra Comic Sans.
A las letras de cartulina pegadas por todos los salones de Pedagogía, porque me enoja cuando una nota el ambiente del pedagogo por sus infantilismos, incongruencias, olor a bebé o a pastel de cumpleaños.
Pero sobre todo, digo no (nunca jamás) a las crayolas gordas marca "Crayon".
A cantar en las Islas.
Digo no a la Pedagogía inconsciente.
A la Pedagogía vacía.
A la Pedagogía que no lee a Mill, Marx, Bourdieu, Piaget, Montessori, Gramsci, Dewey, Echeverría, Descartes, Passeron, Althusser, Adorno, Freire, Freinet, Comenio, Neil, Sócrates, Platón... Sócrates. Sí, Sócrates. A la Pedagogía que no lee.
Rechazo a la Pedagogía que no ve al proyecto zapatista, a la Asamblea escolar, a la escuela Waldorf, a la escuela Sudbury, a Summerhill, a la Bartolomé, a la Anexa a la Normal Superior, al kinder de la Tosepan Titataniske. A la Pedagogía que ve pero no ve.
Condeno a la Pedagogía que no está enterada del caso Guardería ABC, de la renuncia del yerno de Elba Esther, del pacto Peña Nieto-CEN/SNTE, de la falta de derechos laborales del maestro mexicano, tanto como condeno a la Pedagogía que no entiende que la solución a este desastre que llamamos México sigue estando en el aula, más cerca o lejos de la pizarra, pero en el aula, no en los exámenes y mucho menos en el negocio de la cuantificación vía CENEVAL, INEE, COMIPEMS, etc. etc. etc. Condeno a la Pedagogía que está en México pero no está en ningún lugar.
Rechazo, condeno, juzgo, maldigo a la Pedagogía que no nota que lo único que le queda a los viejos por morir y a los jóvenes por venir, es el futuro puesto en nuestro mañana.
Rechazo, condeno, juzgo, maldigo a la Pedagogía que te hace dudar, Elsa, de ti misma y de esta nuestra bella, humilde, libre, necesaria vocación.
May 27, 2014
May 13, 2014
Tu Ciudad de México
Recordé esa vez que tu amiga me preguntó cuál era mi plan contigo.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Le dije.
Y aquí me tienes, miles de días después, esperando o no. Tomándolo con calma. Dibujándote una sonrisa porque, por el momento, es lo que puedo hacer. Compartiéndote las palabras y madrugadas porque son mi única pertenencia. Escribiéndote una notita en secreto, en impulso, una nota con el Che Guevara en la esquina superior derecha, debe ser de la suerte, de la pertinencia, de algo, quince palabras que son una carta. Dedicándote canciones que sólo tú entenderías porque no hay mejor lenguaje que el indirecto.
Te dije que seguiría, en otros cuerpos y figuras, seguiría.
Entre lo que fuimos y somos han habido incontables kilómetros, almohadas y tulipanes. Esto que somos, no fuimos. Aprendimos.
Y ahí estás, enviándome la canción más bonita que pudiste haber elegido. Escribiendo esas palabras sobre el abrazo que no nos dimos, los incendios diminutos en mis manos, las cenizas que quedaron. Sé de tu alegría a la distancia.
No hay más plan. Escribí.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Dije.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Le dije.
Y aquí me tienes, miles de días después, esperando o no. Tomándolo con calma. Dibujándote una sonrisa porque, por el momento, es lo que puedo hacer. Compartiéndote las palabras y madrugadas porque son mi única pertenencia. Escribiéndote una notita en secreto, en impulso, una nota con el Che Guevara en la esquina superior derecha, debe ser de la suerte, de la pertinencia, de algo, quince palabras que son una carta. Dedicándote canciones que sólo tú entenderías porque no hay mejor lenguaje que el indirecto.
Te dije que seguiría, en otros cuerpos y figuras, seguiría.
Entre lo que fuimos y somos han habido incontables kilómetros, almohadas y tulipanes. Esto que somos, no fuimos. Aprendimos.
Y ahí estás, enviándome la canción más bonita que pudiste haber elegido. Escribiendo esas palabras sobre el abrazo que no nos dimos, los incendios diminutos en mis manos, las cenizas que quedaron. Sé de tu alegría a la distancia.
No hay más plan. Escribí.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Dije.
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Lo dije,
Pasará,
Pasó,
Primaveras inesperadas.,
Que nadie me lea,
Sonría
February 22, 2014
3,400 kilómetros
Me prometí que este año, ahora sí, ya por fin, iba a escribir cada semana alguna historia diferente. Alguna anécdota de viaje. Me prometí, por mi propio bien y memoria, tener archivadas algunas escenas, sólo por si algún día olvido partes de mi vida, sólo para tener de que platicar, sólo porque también estamos hechas de recuerdos.
Aquí estoy.
Escribiendo (perdone usted el gerundio) sobre otro viaje a Washington DC. Lo más bonito de Washington es él, también es lo peor, lo mejor-peor de DC es una persona.
DC es él, su cuarto en la residencia de estudiantes, el olor de su cama, las fotos colgadas en los muros, la ventana que nunca se abre, el escritorio lleno de papeles, comida, recuerditos, unas bocinas semi perfectas, un refri con frutas en putrefacción, varios sacos, un par de abrigos, dos banderas universitarias rodeando la cama, una alfombra que, extrañamente, no se ensucia.
DC es el olor en su cuello, ahí me tengo, acercando la nariz a puntos específicos, a los rincones donde aún queda loción; es sus manos encontrándome, descubriéndome, enseñándome lecciones sobre mi propio cuerpo; es su cabello entre mis dedos, sus rizos desvaneciéndose por la tarde; su lengua sobre la lengua mía. Sus pestañas, sobre todo sus pestañas, acariciando mis mejillas.
DC es una ciudad llena de monumentos que he visitado cuatro veces.
DC tiene museos sobre casi todo.
DC plagada de oficinistas que suelen uniformarse: café, gris, negro, marrón, sepia, blanco, azul, café, gris, negro...
Ir a DC duele. Ya no soy turista en la ciudad, tampoco resido en ella.
Pasajera permanente de DC.
DC es el mismo recuerdo en review infinitamente. La misma caminata, la misma comida, la misma cama, el mismo acompañante. Perenne viaje que realizo.
DC es estar. No estar.
Aquí estoy.
Escribiendo (perdone usted el gerundio) sobre otro viaje a Washington DC. Lo más bonito de Washington es él, también es lo peor, lo mejor-peor de DC es una persona.
DC es él, su cuarto en la residencia de estudiantes, el olor de su cama, las fotos colgadas en los muros, la ventana que nunca se abre, el escritorio lleno de papeles, comida, recuerditos, unas bocinas semi perfectas, un refri con frutas en putrefacción, varios sacos, un par de abrigos, dos banderas universitarias rodeando la cama, una alfombra que, extrañamente, no se ensucia.
DC es el olor en su cuello, ahí me tengo, acercando la nariz a puntos específicos, a los rincones donde aún queda loción; es sus manos encontrándome, descubriéndome, enseñándome lecciones sobre mi propio cuerpo; es su cabello entre mis dedos, sus rizos desvaneciéndose por la tarde; su lengua sobre la lengua mía. Sus pestañas, sobre todo sus pestañas, acariciando mis mejillas.
DC es una ciudad llena de monumentos que he visitado cuatro veces.
DC tiene museos sobre casi todo.
DC plagada de oficinistas que suelen uniformarse: café, gris, negro, marrón, sepia, blanco, azul, café, gris, negro...
Ir a DC duele. Ya no soy turista en la ciudad, tampoco resido en ella.
Pasajera permanente de DC.
DC es el mismo recuerdo en review infinitamente. La misma caminata, la misma comida, la misma cama, el mismo acompañante. Perenne viaje que realizo.
DC es estar. No estar.
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Nosotras y las cosas,
Pasó,
Que nadie me lea,
USA,
Vamo´a ver
February 1, 2014
Baltimore
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Lo dije,
Pasará,
Pasó,
Promesas por cumplir,
USA,
Vamo´a ver
January 3, 2014
Horizontes
Por unos meses, no sé, tres, cuatro, a diario vi el volcán.
Íbamos de Manzanillo a Colima por la carretera llena de limones, papayos, mangos. Mientras, Alberto me contaba sobre los árboles, trataba de enseñarme sus nombres y, de paso, sus historias. Todos, absolutamente todos, tenían alguna extraña relación con su propia vida en Veracruz, la Ciudad, cerquita del volcán.
Éste es igualito al del salón del fiestas de mi boda.
Ése es un limón enfermo, como mi padre antes de morir: pálido.
Éste otro parece nevado en invierno. Nunca he visto la nieve.
Decía tratando de liberarse de tantos sueños de historias.
Yo veía hacia adelante, donde acababa el camino. Bellos depósitos de magma.
Íbamos de Manzanillo a Colima por la carretera llena de limones, papayos, mangos. Mientras, Alberto me contaba sobre los árboles, trataba de enseñarme sus nombres y, de paso, sus historias. Todos, absolutamente todos, tenían alguna extraña relación con su propia vida en Veracruz, la Ciudad, cerquita del volcán.
Éste es igualito al del salón del fiestas de mi boda.
Ése es un limón enfermo, como mi padre antes de morir: pálido.
Éste otro parece nevado en invierno. Nunca he visto la nieve.
Decía tratando de liberarse de tantos sueños de historias.
Yo veía hacia adelante, donde acababa el camino. Bellos depósitos de magma.
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