Recordé esa vez que tu amiga me preguntó cuál era mi plan contigo.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Le dije.
Y aquí me tienes, miles de días después, esperando o no. Tomándolo con calma. Dibujándote una sonrisa porque, por el momento, es lo que puedo hacer. Compartiéndote las palabras y madrugadas porque son mi única pertenencia. Escribiéndote una notita en secreto, en impulso, una nota con el Che Guevara en la esquina superior derecha, debe ser de la suerte, de la pertinencia, de algo, quince palabras que son una carta. Dedicándote canciones que sólo tú entenderías porque no hay mejor lenguaje que el indirecto.
Te dije que seguiría, en otros cuerpos y figuras, seguiría.
Entre lo que fuimos y somos han habido incontables kilómetros, almohadas y tulipanes. Esto que somos, no fuimos. Aprendimos.
Y ahí estás, enviándome la canción más bonita que pudiste haber elegido. Escribiendo esas palabras sobre el abrazo que no nos dimos, los incendios diminutos en mis manos, las cenizas que quedaron. Sé de tu alegría a la distancia.
No hay más plan. Escribí.
"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Dije.
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