May 13, 2014

Tu Ciudad de México

Recordé esa vez que tu amiga me preguntó cuál era mi plan contigo.

"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Le dije.

Y aquí me tienes, miles de días después, esperando o no. Tomándolo con calma. Dibujándote una sonrisa porque, por el momento, es lo que puedo hacer. Compartiéndote las palabras y madrugadas porque son mi única pertenencia. Escribiéndote una notita en secreto, en impulso, una nota con el Che Guevara en la esquina superior derecha, debe ser de la suerte, de la pertinencia, de algo, quince palabras que son una carta. Dedicándote canciones que sólo tú entenderías porque no hay mejor lenguaje que el indirecto.

Te dije que seguiría, en otros cuerpos y figuras, seguiría.

Entre lo que fuimos y somos han habido incontables kilómetros, almohadas y tulipanes. Esto que somos, no fuimos. Aprendimos.

Y ahí estás, enviándome la canción más bonita que pudiste haber elegido. Escribiendo esas palabras sobre el abrazo que no nos dimos, los incendios diminutos en mis manos, las cenizas que quedaron. Sé de tu alegría a la distancia.

No hay más plan. Escribí.

"Muchos, muchos meses. Tal vez años". Dije.

February 22, 2014

3,400 kilómetros

Me prometí que este año, ahora sí, ya por fin, iba a escribir cada semana alguna historia diferente. Alguna anécdota de viaje. Me prometí, por mi propio bien y memoria, tener archivadas algunas escenas, sólo por si algún día olvido partes de mi vida, sólo para tener de que platicar, sólo porque también estamos hechas de recuerdos.

Aquí estoy.

Escribiendo (perdone usted el gerundio) sobre otro viaje a Washington DC. Lo más bonito de Washington es él, también es lo peor, lo mejor-peor de DC es una persona.

DC es él, su cuarto en la residencia de estudiantes, el olor de su cama, las fotos colgadas en los muros, la ventana que nunca se abre, el escritorio lleno de papeles, comida, recuerditos, unas bocinas semi perfectas, un refri con frutas en putrefacción, varios sacos, un par de abrigos, dos banderas universitarias rodeando la cama, una alfombra que, extrañamente, no se ensucia.

DC es el olor en su cuello, ahí me tengo, acercando la nariz a puntos específicos, a los rincones donde aún queda loción; es sus manos encontrándome, descubriéndome, enseñándome lecciones sobre mi propio cuerpo; es su cabello entre mis dedos, sus rizos desvaneciéndose por la tarde; su lengua sobre la lengua mía. Sus pestañas, sobre todo sus pestañas, acariciando mis mejillas.

DC es una ciudad llena de monumentos que he visitado cuatro veces.

DC tiene museos sobre casi todo.

DC plagada de oficinistas que suelen uniformarse: café, gris, negro, marrón, sepia, blanco, azul, café, gris, negro...

Ir a DC duele. Ya no soy turista en la ciudad, tampoco resido en ella.

Pasajera permanente de DC.

DC es el mismo recuerdo en review infinitamente. La misma caminata, la misma comida, la misma cama, el mismo acompañante. Perenne viaje que realizo.

DC es estar. No estar.

February 1, 2014

Baltimore


"Ni siquiera sabes que tengo un tatuaje. Te presento a mi cuerpo, yo". Le dije antes de desnudarme.


January 3, 2014

Horizontes

Por unos meses, no sé, tres, cuatro, a diario vi el volcán.

Íbamos de Manzanillo a Colima por la carretera llena de limones, papayos, mangos. Mientras, Alberto me contaba sobre los árboles, trataba de enseñarme sus nombres y, de paso, sus historias. Todos, absolutamente todos, tenían alguna extraña relación con su propia vida en Veracruz, la Ciudad, cerquita del volcán.

Éste es igualito al del salón del fiestas de mi boda.

Ése es un limón enfermo, como mi padre antes de morir: pálido.

Éste otro parece nevado en invierno. Nunca he visto la nieve.

Decía tratando de liberarse de tantos sueños de historias.

Yo veía hacia adelante, donde acababa el camino. Bellos depósitos de magma.



January 1, 2014

Manzanillo, Colima

Manzanillo no duerme. El puerto no para, veinticuatro horas los hombres y las mujeres trabajan. Como si no nos cansáramos.

Y los muchachos me cuentan: "Cuando a mi papá le cayó la caja no supimos qué hacer. Murió rápido. Dicen sus compañeros que el cuerpo se deshizo en el instante. ¡Que bueno, no sufrió! Al ratito no tuvimos dinero y mi mamá tomó su lugar como contador de cajas, lo único diferente es que ella usa un casco. Pero maestra, ¿qué diferencia hace un casco si son diez toneladas por caja?".

Aquí hace tiempo.

Duele.

Estoy cansada.

Sigo profundamente exhausta.