Here we are, dearest.
Un año después.
Con tu spanglish nuevo, tus palabras e ideas apenas nacidas.
Esta es la alegría de los caminos andados.
La nostalgia, for me and for you.
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December 19, 2013
Tu Mexico City
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Justo antes del regreso.,
Me dijeron,
Nosotras y las cosas,
Pasó,
USA,
Vamo´a ver
July 31, 2011
Aarhus, Dinamarca
Haré de este un blog de viaje.
Escribiré de Dinamarca, Escandinavia, Europa, lo que pueda.
Diré, por ejemplo, que la nieve hace tangible el silencio en su blancura tan pura.
Que en el cielo vuelan patos buscando el horizonte.
Que las enredaderas se pegan a los muros como si el mundo se acabase mañana.
Que me gusta lo que estudio.
Que amo la libertad.
Que he conocido gente tan diversa, especial y bella.
Que quiero quedarme... O quiero irme.
Escribiré de lo que vea y lo que piense porque es necesario.
Porque cuando viví en India envié muchas cartas y ahora es lo único que queda.
Porque de recuerdos vive una.
Porque no hay nada más triste que la desmemoria.
Porque así he traído el mundo a casa.
Porque de palabras, tanto como de tierra se nos llenan las huellas.
Escribiré de Dinamarca, Escandinavia, Europa, lo que pueda.
Diré, por ejemplo, que la nieve hace tangible el silencio en su blancura tan pura.
Que en el cielo vuelan patos buscando el horizonte.
Que las enredaderas se pegan a los muros como si el mundo se acabase mañana.
Que me gusta lo que estudio.
Que amo la libertad.
Que he conocido gente tan diversa, especial y bella.
Que quiero quedarme... O quiero irme.
Escribiré de lo que vea y lo que piense porque es necesario.
Porque cuando viví en India envié muchas cartas y ahora es lo único que queda.
Porque de recuerdos vive una.
Porque no hay nada más triste que la desmemoria.
Porque así he traído el mundo a casa.
Porque de palabras, tanto como de tierra se nos llenan las huellas.
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Justo antes del regreso.,
Promesas por cumplir
June 12, 2008
Losing it
New York smells like strawberries growing in middle of a fruits’ garden. This smell gets as big as one can imagine, it invades one’s thoughts and suddenly I am lost. I am really lost. I must take the train number 2 to Flatbush, then the B6 bus and finally I have to walk two streets to my left to find myself in the right place.
While I get lost I think about intellectual challenges and how I am planning to go to my city in one week. Just one week. Hold on Atenea. Who’s idea was to get lost in New York?
While I get lost I think about sending postcards to my friends. One postcard to Mexico, two to India, some to Latin America, few to Europe. I think postcards fly above countries, as birds do. Postcards= Birds. Birds= Friends. Where are my friends? They seem to be lost as well. Lost in Delhi (once I was lost there), lost in Wien, lost in Berlin, lost in Mauritius, lost in Navarra. Lost everywhere.
While I get lost I think about MUWCI and how much it taught me, the teachers, the food, the rocks in my way to school, the snakes in the pool, the way things work there. The moments give the impression of being permanent on me. I do not want to forget and my memories little by little start falling apart.
While I get lost I think about Doris Lessing talking in the Nobel Lecture. African kids reading American short stories. Indian kids learning English from a Mexican. Mexican kids being taught Nahuatl from a Spanish speaker. The world sometimes loses logic. So do I.
While I get lost I feel sorry about forgetting my M and M’s all over the kitchen. I think about Sohail being yelled and Dhruv laughing happily. I remember my sisters and how far they are. Far does not refer to distance.
I am lost and it is not because I missed the train number 2.
While I get lost I think about intellectual challenges and how I am planning to go to my city in one week. Just one week. Hold on Atenea. Who’s idea was to get lost in New York?
While I get lost I think about sending postcards to my friends. One postcard to Mexico, two to India, some to Latin America, few to Europe. I think postcards fly above countries, as birds do. Postcards= Birds. Birds= Friends. Where are my friends? They seem to be lost as well. Lost in Delhi (once I was lost there), lost in Wien, lost in Berlin, lost in Mauritius, lost in Navarra. Lost everywhere.
While I get lost I think about MUWCI and how much it taught me, the teachers, the food, the rocks in my way to school, the snakes in the pool, the way things work there. The moments give the impression of being permanent on me. I do not want to forget and my memories little by little start falling apart.
While I get lost I think about Doris Lessing talking in the Nobel Lecture. African kids reading American short stories. Indian kids learning English from a Mexican. Mexican kids being taught Nahuatl from a Spanish speaker. The world sometimes loses logic. So do I.
While I get lost I feel sorry about forgetting my M and M’s all over the kitchen. I think about Sohail being yelled and Dhruv laughing happily. I remember my sisters and how far they are. Far does not refer to distance.
I am lost and it is not because I missed the train number 2.
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Justo antes del regreso.
May 17, 2008
La vida está detrás de esa puerta.
Sucede que me voy en siete días, detrás de ese tiempo y esa puerta se encuentra una realidad alterna a lo sucedido en este lugar por dos años. Dos años. Septiembre 2, una y media de la madrugada, 2006. André, Julio, Atenea y un calor tremendamente seco, humo, el aeropuerto de Mumbai, turbantes, burkas, saris, uniformes. Tu recuerdo en mí que no se iba. ¿Yo por qué?. Si, el segundo país más grande del mundo. Un camión blanco, un camino y después de varias horas la neblina que cubría lo verde de las montañas, montañas verde brocoli con pastos de brocoli y olor a brocoli. Brocoli, como el de las ensaladas de la abuela. Llegas y Aneta (¿O Atenea en otro orden?) tan blanca como la nieve y su acento polaco y sus ganas de hablar español y su conocimento del ruso y su francés y hindi. “Hola, bienvenida” en cincuenta idiomas.
Hindi que inunda mis oídos en Pune, “Madame, aap kaise hai?” Bahut Acha digo yo, estoy bien, todo está bien, es sólo que de aquí a casa son doce horas, es de mañana y de noche, noche- mañana ¿es de noche o mañana?. Doce horas. Doce días. Todo lento, es que el inglés reduce las ideas y pasan más lento. Lentitud. Noviembre de repente. Ahmedabad y mujeres con guantes negros, burkas, polvo en mi nariz y cubierta con un velo oscuro, niños que leen el Corán. Afganistán, Irán, Paquistán, no, no, no... India de película. Las Tortugas Pueden Volar con Alicia en el Lumiere Reforma, igual pero sin estadounidenses. Nunca jamas gringos porque a mi Melina no la llamaría así, su acento de Miami y su llorar silencioso en la noche. Llora por esos niños. Pretención o empatía. ¿Cómo empatía si yo nunca estuve sin comer más de doce horas?. Rifayat con su hijab convenciéndome hacer Ramadán, cinco de la mañana, come, nada de agua, seis treinta y ocho de la tarde, come, toma agua, harta agua. Hace calor. Tal vez Dios existe. Discutamos si existe o no. Por favor. Si existe.
Pero de regreso a diciembre, viajar, Theo, dos metros, walking tree, Atenea uno ochenta, si (tú, yo) también. Kajuraho, ruinas con dibujos del kamasutra, un hombre, una mujer, un caballo y un hombre y otro caballo y otros hombres (¿cómo se hace eso?). Varanasi, la ciudad sagrada del hinduismo, el Ganges desnudo a la mañana, olor a mil trescientos muertos quemándose al día, olor a Lord Krishna bañándose, olor a incienso, nada más. “Si mi papá estuviese aquí”. Soledad el 24 de diciembre. El Taj Mahal, increíblemente blanco, bella foto esta de las sombras, no más. Jama Masjid, nadie acá pero maravillosamente bello, árabe cantado o rezado. Cantado, olvidémonos de la religión. Udaipur. “Atenea, está chida tu cara” Ja. Gracias, pero no. Enero en Muwci. Esta es mi casa, quiero a mi casa, me gusta mi casa, se siente a casa. México-casa-Muwci- mi casa.
Enero y febrero mirándole, marzo allá lejos, entre Tíbet (porque eso en realidad se llama Tíbet) e India. Dalai Lama que caminó hace 55 años. Ciento cincuenta mil tibetanos en Daramshala. Refugiados. Momos. Lágrimas. Haz algo (¿Quién? Si, tú, yo, nosotros) Puedo subir montañas, me gusta la nieve. Free Tibet en la roca. Conversación en el tren, doce horas contadas, tu hermano, mi hermana, nosotros. Hablaste. Te hice hablar. Amistad, tú eres yo, yo soy tú. Pero también yo soy él, tú eres él, todos somos iguales. En serio.
La escuela que me da un 33. Importa poco. Máximo 42. No vine a estudiar. Vine a platicar (¿segura?). Si, de verdad. Habla. Toca ese chello. Canta. Juega. Ya estás grande. No es cierto. Me quiero quedar aquí siempre. 2 de junio de 2007, 6 de la mañana, México DF. “Hola de nuevo. ¿Por cuánto estuviste esperándonos?”
Y te apareces aún, hoy después de todo este tiempo. ¿Un año? ¿Dos años? Se comenzaba a terminar.
Hindi que inunda mis oídos en Pune, “Madame, aap kaise hai?” Bahut Acha digo yo, estoy bien, todo está bien, es sólo que de aquí a casa son doce horas, es de mañana y de noche, noche- mañana ¿es de noche o mañana?. Doce horas. Doce días. Todo lento, es que el inglés reduce las ideas y pasan más lento. Lentitud. Noviembre de repente. Ahmedabad y mujeres con guantes negros, burkas, polvo en mi nariz y cubierta con un velo oscuro, niños que leen el Corán. Afganistán, Irán, Paquistán, no, no, no... India de película. Las Tortugas Pueden Volar con Alicia en el Lumiere Reforma, igual pero sin estadounidenses. Nunca jamas gringos porque a mi Melina no la llamaría así, su acento de Miami y su llorar silencioso en la noche. Llora por esos niños. Pretención o empatía. ¿Cómo empatía si yo nunca estuve sin comer más de doce horas?. Rifayat con su hijab convenciéndome hacer Ramadán, cinco de la mañana, come, nada de agua, seis treinta y ocho de la tarde, come, toma agua, harta agua. Hace calor. Tal vez Dios existe. Discutamos si existe o no. Por favor. Si existe.
Pero de regreso a diciembre, viajar, Theo, dos metros, walking tree, Atenea uno ochenta, si (tú, yo) también. Kajuraho, ruinas con dibujos del kamasutra, un hombre, una mujer, un caballo y un hombre y otro caballo y otros hombres (¿cómo se hace eso?). Varanasi, la ciudad sagrada del hinduismo, el Ganges desnudo a la mañana, olor a mil trescientos muertos quemándose al día, olor a Lord Krishna bañándose, olor a incienso, nada más. “Si mi papá estuviese aquí”. Soledad el 24 de diciembre. El Taj Mahal, increíblemente blanco, bella foto esta de las sombras, no más. Jama Masjid, nadie acá pero maravillosamente bello, árabe cantado o rezado. Cantado, olvidémonos de la religión. Udaipur. “Atenea, está chida tu cara” Ja. Gracias, pero no. Enero en Muwci. Esta es mi casa, quiero a mi casa, me gusta mi casa, se siente a casa. México-casa-Muwci- mi casa.
Enero y febrero mirándole, marzo allá lejos, entre Tíbet (porque eso en realidad se llama Tíbet) e India. Dalai Lama que caminó hace 55 años. Ciento cincuenta mil tibetanos en Daramshala. Refugiados. Momos. Lágrimas. Haz algo (¿Quién? Si, tú, yo, nosotros) Puedo subir montañas, me gusta la nieve. Free Tibet en la roca. Conversación en el tren, doce horas contadas, tu hermano, mi hermana, nosotros. Hablaste. Te hice hablar. Amistad, tú eres yo, yo soy tú. Pero también yo soy él, tú eres él, todos somos iguales. En serio.
La escuela que me da un 33. Importa poco. Máximo 42. No vine a estudiar. Vine a platicar (¿segura?). Si, de verdad. Habla. Toca ese chello. Canta. Juega. Ya estás grande. No es cierto. Me quiero quedar aquí siempre. 2 de junio de 2007, 6 de la mañana, México DF. “Hola de nuevo. ¿Por cuánto estuviste esperándonos?”
Y te apareces aún, hoy después de todo este tiempo. ¿Un año? ¿Dos años? Se comenzaba a terminar.
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May 9, 2008
De cumpleaños.
Tener 18 y seguir siendo ingenua. Muy ingenua. Seguir creyendo que intentándolo todo es posible, que haciendo un poquito más se llegará al tan esperado cambio, que es cuestión de coordinación y corazón. Ingenuidad nacida de aquél "¡No pasarán!" a veinte mil voces en el Monumento a la Revolución, alimentada por un escrito en democracia de Saramago y rejuvenecida por dos o tres chispazos de interés. Ingenuidad la de Andrés al creer que el millón cien mil votos servirían de algo. Ingenuidad la de las comunicadoras triquis al caminar orgullosas por la calle. Ingenuidad la del padre Ademar que vive y revive en la Casa del Migrante de Tecún Umán. Ingenuidad la de las mujeres de Atenco al esperar disculpas...
Y estar casi segura de que en un año el voto será nulo.
Y estar casi segura de que en un año el voto será nulo.
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